Entre el 30 y el 40% de pacientes con Alzheimer no están diagnosticados

Guía de recomendaciones para afrontar el confinamiento.

En personas con Alzheimer, se recomienda realizar actividades diarias que les mantengan activos siempre y, en especial, en esta época de alarma sanitaria por el confinamiento.

Cuando encaramos ya la quinta semana de medidas restrictivas respecto a nuestra movilidad, lo más probable es que, tanto esta enfermedad como otras demencias, no aumente el riesgo de Covid-19. No obstante, el factor de la edad avanzada, otras patologías que puedan presentar y la dificultad de recordar las precauciones necesarias para evitar el contagio, convierten a las personas con Alzheimer en grupo de riesgo.

En este sentido, para hacer más fáciles y llevaderos estos días de confinamiento, desde la Fundación Alzheimer España se ha elaborado una serie de pautas y recomendaciones para que los farmacéuticos puedan trasladar a los cuidadores desde las oficinas de farmacia:

De forma general, se recomienda que las personas con Alzheimer tengan una rutina preestablecida para mantener su orientación temporal y anticipar sus actividades. En estos momentos, esto toma mayor importancia, ya que el permanecer mucho tiempo en casa, pueden desorientarse, incrementando su nivel de ansiedad, lo que derivaría en malestar y problemas conductuales. Ejemplo de estas rutinas: levantarse y acostarse a la misma hora, fijarse horarios regulares de desayuno, comida y cena, alimentarse de forma adecuada, no permanecer en pijama, etc.

Higiene del sueño

Algunos aspectos propios del aislamiento, como son la menor exposición a la luz natural, la reducción de la actividad física y la pérdida de las rutinas diarias repercuten en la cantidad y la calidad del sueño. Es fundamental, mantener una adecuada higiene de sueño, para asegurarnos el descanso nocturno tanto del enfermo como del cuidador. De este modo, podrán aprovechar las horas de luz para realizar la rutina establecida durante el día y descansar de noche.

Es conveniente que mantengan la máxima actividad cognitiva adaptada a la capacidad de la persona. Por un lado, se pueden realizar actividades de psicoestimulación programadas (ejercicios cognitivos, leer periódico, crucigramas y otros pasatiempos) y, por otro lado, acompañarlas en tareas del día a día que tengan un componente cognitivo y sean significativas para la persona con Alzheimer (hacer las camas, cocinar con supervisión, poner la mesa, …). Estas actividades les mantienen estimulados, entretenidos y mejoran su autoestima al sentirse útiles.

Mantener la actividad física

Es necesario mantener la actividad física en casa para evitar los problemas que conlleva el sedentarismo, tales como atrofia muscular, disminución de la capacidad funcional, dolencias y patologías osteomusculares habituales en personas mayores. Se puede consultar en la web y otros medios de comunicación ejercicios para realizar en casa, procurando que se hagan siempre sentados para evitar caídas. Es recomendable utilizar tiempo para caminar en el domicilio mientras acompañamos a nuestro familiar.

Dar explicaciones adaptadas, tantas veces como sea necesario, de la situación atendiendo a la capacidad cognitiva de la persona con demencia. Por ejemplo, por qué no podemos salir o recibir visitas.

Si hay algo que define esta situación de crisis es la necesidad de mantener la distancia entre personas o distanciamiento social; para reducir el impacto negativo de esta circunstancia es aconsejable que los afectados, en la medida de lo posible, mantengan contacto -telefónico, video-llamada, etc.- con familiares y personas conocidas.

Cuidar al cuidador

La persona encargada del cuidado del afectado, puesto que cuenta con menor apoyo que antes, ha de soportar mayor carga de cuidado, y por eso es probable que no tenga el mismo tiempo ni la misma energía para cuidar de sí misma que antes. Para mantenerse fuerte y poder cuidar bien, habrá de cuidarse a sí mismo; realizar actividades gratificantes, dedicarse tiempo a uno mismo, o relajarse para aliviar la ansiedad y el estrés son algunas de las estrategias a adoptar.

No es infrecuente que, debido a la sobrecarga de trabajo, a la responsabilidad y a la sensación de soledad y ausencia de ayuda, el cuidador pueda saturarse o quemarse y ser víctima de estrés continuado. Este estado ansioso influye negativamente en la salud del sistema inmune, tan necesario ahora, y si bien hallarse ligeramente nervioso permite estar alerta y enfrentarse con eficacia a los problemas, el estrés prolongado origina el efecto contrario. Se hace preciso emplear estrategias de reducción del estrés, como meditación, respiración o tareas relajantes. Un psicólogo puede ayudar con este problema.

Aunque hayan cerrado temporalmente, muchas asociaciones y entidades prestan servicio telemático. Por ello, se recomienda seguir contando con dicho servicio, por vía telefónica, on line o de otro tipo, para estar así siempre apoyado y recibir el consejo, las pautas o el apoyo emocional y logístico que se necesite.

La convivencia familiar, en estos momentos de confinamiento, es compleja de gestionar para todos, y muy especialmente, cuando el familiar tiene Alzheimer u otras demencias. Por ello, recomendamos enfrentarnos a las dificultades que se puedan presentar en su relación con ellos, desde la paciencia, el amor y la empatía, manejando información fiable, y aplicando el conocimiento y la responsabilidad ante la situación actual. Ignacio Tous (SyM)

También te podría gustar...