El futuro inmediato del cáncer de mama

Javier Cortés

Jefe de sección de cáncer de mama y tumores ginecológicos del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid

Cuando hablamos de cáncer de mama, lo hacemos de una enfermedad que, aunque es curable en un gran número de pacientes, todavía produce muchos fallecimientos al año. Y esto se debe a dos razones fundamentales: la primera es que el número de pacientes diagnosticados al año no deja de crecer; y la segunda, que cuando el cáncer de mama hace metástasis, hoy por hoy es una enfermedad incurable. Es por ello que la investigación no puede cesar y cada día se necesitan más y mejores tratamientos y herramientas diagnósticas. Tres son las áreas donde se pone más énfasis en el momento actual en cuanto a investigación se refiere.

Si bien el conocimiento de la biología molecular ha permitido la mejora terapéutica en numerosos tumores, entre ellos, el cáncer de mama, el desarrollo de resistencias es uno de los campos donde la investigación está más enfocada. En este aspecto, hemos conocido en los últimos años algunos de los mecanismos más importantes por los que un tumor deja de ser sensible a un determinado tratamiento y empezamos a tener herramientas terapéuticas que revierten esta resistencia. Un ejemplo de ello es la combinación de nuevos fármacos junto a la hormonoterapia, lo que permite controlar la enfermedad durante mucho más tiempo y demorar el inicio de la quimioterapia en muchos casos.

El segundo foco de atención es la inmunoterapia. Estos fármacos, encargados de potenciar el sistema inmunológico propio, han dado resultados muy llamativos en algunos tipos de tumores y en el cáncer de mama se perfila como una buena estrategia para algunas pacientes. Los estudios clínicos son intensos en el momento actual, especialmente para un subtipo de tumores, llamados triple negativos, porque no presentan positividad hormonal ni tienen una proteína llamada HER2.

La biopsia líquida es el tercer campo de investigación intensa. En pocas palabras, consiste en objetivar una evidencia de tumor en líquidos corporales, especialmente en la sangre. El empleo de la biopsia líquida nos va a ayudar a caracterizar el tipo de tumor al que nos enfrentamos, a observar su evolución, a detectar precozmente las recidivas y a un largo etcétera de posibilidades que el futuro nos irá proporcionando.

No quiero terminar estas líneas sin hacer un llamamiento a la importancia de la segunda opinión. La medicina en nuestro país es de un altísimo nivel, y muchos profesionales sanitarios están entre los mejores del mundo; sin embargo, la heterogeneidad en las posibilidades terapéuticas es un hecho. El tratamiento del cáncer de mama no es una urgencia terapéutica, pero las decisiones pueden acarrear consecuencias irreversibles.

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