El ejercicio físico oncológico, una nueva vía para la prevención y el tratamiento del cáncer

El deporte se convierte en un arma terapéutica más, pudiendo reducir hasta un 30% algunos nuevos casos oncológicos.

La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) en su informe `Las cifras del cáncer en España 2024´ estima que, a lo largo de este año, se diagnosticarán 13.280 nuevos casos de cáncer de ovario, endometrio y cérvix en nuestro país. No obstante, el cáncer ginecológico es el tercero más común en la mujer en España, después del de mama y el cáncer de colon y recto.

Pues bien, la evidencia científica señala que el ejercicio tiene un efecto de hasta un 30% en la reducción del riesgo de cáncer de mama, colon, vejiga, endometrio, esófago y estómago, como se puso de relieve en la jornada  “Caminando hacia la Esperanza: mujer, deporte y cáncer”, organizada por la compañía  biofarmacéutica GSK junto con la SEOM, la Asociación Mama Ovario Hereditario (AMOH) y la Liga Profesional de Fútbol Femenino (Liga F).

Por tanto, la actividad física se configura como una interesante vía terapéutica para el cáncer,  puesto que sus beneficios durante un proceso oncológico son cada vez más investigados y probados. César Rodríguez, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y jefe de Sección del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico Universitario de Salamanca expone: “Sabemos que existen interacciones bien demostradas desde un punto de vista de la fisiopatología del cáncer, que muestran que hay interacción entre rutas metabólicas que son modificadas por la realización de ejercicio físico y que influyen en aspectos de proliferación celular. Hay mecanismos claramente relacionados pero son complejos y aún están sujetos a estudio e investigación de manera cada vez más intensa. Tanto in vitro como en modelos de individuos de estos mecanismos de proliferación”.

Igualmente, a nivel emocional y psicológico se ha demostrado que el deporte mejora síntomas como la ansiedad, la depresión, la calidad del sueño o el cansancio. En definitiva, una mejoría global en parámetros de calidad de vida.

Planes de ejercicio individualizados

Se ha probado que la actividad física regular disminuye el riesgo de padecer determinados tipos de tumores en la población sana. Pero, concretamente el ejercicio físico oncológico es el que va dirigido a pacientes que ya han sido diagnosticados de cáncer. Estos planes han de ser diseñados de forma individual, “una evaluación previa permite determinar las características del paciente, las limitaciones y el tipo de ejercicio que mejor se adapte a su condición física. No es lo mismo pacientes que están en una etapa de tratamiento activo o con complejidad en los síntomas, que puedan necesitar un abordaje más centrado en el ámbito hospitalario, que un ejercicio físico comunitario en pacientes ya libres de enfermedad o con muy poca sintomatología relacionada con el cáncer. Son planes que requieren de un amplio desarrollo porque, en la mayoría de los casos, o bien no se han implementado o bien dependen esencialmente de instituciones privadas u organizaciones sin ánimo de lucro”, explica César Rodríguez. Además, el presidente de la SEOM indica que es importante que se encargue de ello un equipo multidisciplinar: “Por supuesto han de participar los oncólogos, que prescriben el ejercicio físico, pero también profesionales cualificados como médicos de atención primaria, médicos rehabilitadores o médicos del deporte, enfermería oncológica, que juega un papel crucial; y profesionales de la actividad física como fisioterapeutas e incluso terapeutas ocupacionales”.  Por último, el doctor Rodríguez destaca: “También podemos considerar ejercicio físico oncológico el que se realiza después de haber padecido un cáncer, en una situación ya libre de enfermedad y que ha demostrado que puede disminuir el riesgo de recaída tras haber tenido un tumor. Esto ocurre en algunos tumores como cáncer de mama, cáncer de colon o endometrio, donde ya hay estudios al respecto”. Amparo Luque.

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