El cáncer colorrectal representa el tercer tumor con mayor incidencia en ambos sexos y continúa en aumento

El abordaje quirúrgico del cáncer experimenta un cambio considerable gracias a la irrupción de la robótica, especialmente útil en tumores como próstata y pulmón.

 El diagnóstico del cáncer de colon y recto continúa en aumento, siendo los tumores malignos más diagnosticados en España. En concreto, el cáncer colorrectal (CCR) representa el tercer cáncer con mayor incidencia en ambos sexos.

En este sentido se destaca el avance en el tratamiento quirúrgico de este tipo de tumores gracias a las técnicas laparoscópicas y la tecnología de vanguardia, tales como la inmunofluorescencia, una angiografía en tiempo real que objetiva el riego sanguíneo del intestino del paciente, así como otros dispositivos específicos para el abordaje transanal de lesiones rectales o para la cirugía del cáncer de recto bajo.

Hay unidades hospitalarias que se encargan del estudio, diagnóstico, revisión y tratamiento de las enfermedades del colon, recto y ano de forma global, según nos explica Fernando de la Portilla, cirujano experto en esta área, quien incide en que “tratar la patología anal requiere una especialización importante del cirujano ya que es un órgano de enorme complejidad”.

Subraya que el objetivo como cirujanos colorrectales experimentados es «acompañar a los pacientes en su proceso, proporcionando a cada uno el tipo de cirugía y el tratamiento necesario para su patología. Para ello, se ha creado, por ejemplo, en el Hospital Quirónsalud Infanta Luisa un comité de tumores multidisciplinar, integrado por oncólogos médicos y oncólogos radioterápicos, radiólogos, anatomopatólogos, médicos internistas, cirujanos colorrectales, hepáticos, pancreáticos y esofagogástricos, que analizan cada caso de manera personalizada, con un seguimiento específico en los pacientes con cánceres digestivos».

Es fundamental que el paciente alcance la intervención en la mejor condición posible, con rehabilitación/prehabilitación multimodal. «La implicación activa del paciente en la optimización de las condiciones médicas como corregir la anemia, normalizar la glucemia, mejorar la condición física, la optimización nutricional, reducir el estrés y la ansiedad, lograr la deshabituación tabáquica y alcohol, así como un conjunto de medidas intra y posoperatorias conllevan una reducción significativa de las complicaciones y una menor estancia hospitalaria», asegura.

La irrupción de la cirugía robótica en el tratamiento del cáncer

De otro lado, el abordaje quirúrgico del cáncer ha experimentado un cambio considerable gracias a la irrupción de la robótica, la cual supone un refuerzo en la precisión quirúrgica en los procedimientos de disección y reconstrucción anatómica del paciente, además de reducir considerablemente el sangrado –disminuyendo, por tanto, la necesidad de transfusiones–, el dolor y el riesgo de infección postoperatorio, así como la estancia hospitalaria.

Su aplicación está extendida en todas las cirugías urológicas, pero, concretamente, en la cirugía de cáncer de próstata, aunque también se ven beneficiadas otras patologías urológicas tumorales, como tumores de vejiga o riñón. En este punto, Juan Leal, urólogo, apunta que “es en la prostatectomía radical donde aporta mayores ventajas”. “Se trata de una de las cirugías oncológicas más frecuentes, la cual consiste en la retirada de la próstata al completo y una reconstrucción posterior de la vejiga y la uretra, un procedimiento que se hace de forma más segura y eficaz con la ayuda del robot”, añade.

En el campo de la cirugía torácica, el robot también tiene una especial incidencia en las patologías oncológicas, sobre todo en la cirugía de cáncer de pulmón o cualquier patología tumoral del mediastino. La gran ventaja de intervenir el cáncer por vía robótica es que “permite hacer disecciones más radicales, aumentar el número de ganglios que se resecan durante o después de la cirugía de cáncer de pulmón y reducir las pérdidas sanguíneas”. L.D.B. (SyM)

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