El ADN innovador de las empresas de tecnología sanitaria

Silvia Ondategui-Parra

Socia Life Sciences de EY

El sector de las tecnologías médicas está cambiando. Tanto gigantes tecnológicos como start-ups están desarrollando soluciones y dispositivos inteligentes que irrumpen con fuerza y que deberían ser reembolsables, al tiempo que los pacientes son cada vez más activos en la gestión de su salud y demandan productos de mayor valor añadido.

Hay un denominador común en todas estas tendencias: la exigencia de que el foco terapéutico esté soportado por datos que demuestren que los productos contribuyen de forma clara a la mejora de la calidad de vida de los pacientes (real-world evidence). Sin embargo, cada compañía tiene su propia aproximación estratégica. Así, mientras algunas firmas se centran en la búsqueda de modelos de negocio innovadores, otros se adentran en este campo a través de alianzas estratégicas con terceros. Estos movimientos anticipan que el sector seguirá siendo especialmente activo en fusiones y adquisiciones. Según el informe Pulse of the industry: Medical Technology report 2016, elaborado por EY, los fondos de capital riesgo invirtieron 5.600 millones de dólares en el sector de tecnología sanitaria entre julio de 2015 y junio de 2016, un 10,1% más que el año anterior. Además, la actividad en rondas de capital semilla, que financian los primeros estadios de la innovación, alcanzó nuevos récords.

En los últimos meses también hemos asistido a la aparición de un número creciente de colaboraciones entre multinacionales de ciencias de la salud y compañías de software. Es el caso, por ejemplo, del acuerdo entre Johnson & Johnson y Alphabet (el conglomerado propietario de Google). Estas alianzas difuminan la línea que tradicionalmente ha separado a la industria de las tecnologías médicas de las compañías biofarmacéuticas y de los proveedores de servicios sanitarios. Otras dos tendencias merecen una mención adicional: la apuesta por la especialización en áreas terapéuticas core, y la necesidad, común a todo el sector, de llegar al mercado con productos diferenciales pero compatibles con la creciente presión en precios aplicada por los pagadores.  En este sentido, la industria está dando pasos decididos en aras de una mayor colaboración público-privada que permita mejorar la calidad de la atención sanitaria con los menores costes posibles.

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