Diagnosticar el Alzheimer antes de que aparezca la demencia es posible

Hasta hace poco, el diagnóstico solo podía realizarse cuando el paciente ya había perdido autonomía

El tratamiento es más efectivo en una fase leve y puede retrasar el curso de la enfermedad  hasta dos años

Sofía Larrucea

Diagnosticar de Alzheimer a una persona ha sido tradicionalmente, para Pablo Martínez-Lage, director científico de la fundación CITA-Alzheimer Fundazioa de Donostia, algo relativamente sencillo. “Si había un cuadro de demencia bien establecido, bastaba con excluir, a través de valoraciones físicas, analíticas y pruebas de imagen, otras causas de demencia”, señala. El principal problema era, sin embargo, que había una tendencia  a realizar dicho diagnóstico solo en fases moderadas de la enfermedad, es decir, cuando el paciente ya había perdido autonomía. La comunidad científica disponía, de este modo, de medios diagnósticos eficientes pero, sin embargo, estos eran claramente tardíos. De hecho, incluso hoy en día, en nuestro país más de la mitad de los casos de Alzheimer se diagnostica en fase moderada y con un retraso diagnóstico de casi tres años. Una situación preocupante pero que, sin embargo, desde hace tres años ya se va dilucidando gracias a los biomarcadores. Estos permiten diagnosticar la enfermedad en sus fases más tempranas: de demencia muy leve o incluso de pre-demencia.

“A lo largo de los años hemos aprendido que antes de que se produzca la demencia moderada, el paciente pasa por una serie de síntomas precedentes”, apunta el neurólogo Pablo Martínez-Lage. Pérdida de memoria de lo reciente, repetir mucho lo que se cuenta, así como presentar leves problemas a la hora de expresarse son algunos de ellos. “Es importante estar alerta porque hoy en día, gracias a los biomarcadores, podemos detectar la enfermedad antes de que el paciente pierda autonomía”, explica el especialista.

Existen dos tipos de biomarcadores que detectan los cambios etiopatogénicos propios del Alzheimer. Estos son capaces de objetivar el depósito de amiloide y la presencia de ovillos neurofibrilares que contiene la proteína TAU. La determinación de los niveles de estas proteínas en el liquido cefalorraquídeo se obtiene por una punción lumbar y la detección de las placas de amiloide mediante una prueba de PET con radiofármacos de amiloide. Actualmente hay tres radiofármacos aprobados, mientras que dos de ellos ofrecen la lectura en blanco y negro (florbetapir y florbetaben), solo uno lo ofrece en color (flutemetamol). Algo que puede aportar cierta ventaja, si cabe, a la hora de interpretar los resultados. Sobre todo, matiza el experto Martínez-Lage, a los neurólogos. Actualmente no existe la cura del Alzheimer, entonces: ¿Por qué detectarla antes? La respuesta es sencilla, está demostrado que la efectividad de los fármacos existentes es mayor en una fase leve que en una moderada y que podrían lograr estabilizar la enfermedad durante doce meses e incluso retrasar la aparición de la demencia (pérdida de autonomía) hasta dos años. Además, según afirma el director científico de CITA-Alzheimer Fundazioa, los beneficios del diagnóstico temprano también suponen una ayuda a nivel personal. “Muchos pacientes defienden la detección precoz porque les permite empoderarse a la hora de tomar decisiones y, además, las familias cuentan con más tiempo para poder organizarse”, concluye.

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