Dermatitis irritativas, ‘efecto secundario’ del lavado de manos y del uso de geles hidroalcohólicos de forma continuada, y las mascarillas dermatitis de fricción

Las nuevas medidas higiénicas de prevención contra el coronavirus son esenciales, pero se acompañan de la aparición de reacciones que pueden contrarrestarse.

El continuo lavado de manos, el uso de compuestos hidroalcohólicos e incluso utilización más frecuente de lo habitual de productos a base de lejía son las medidas recomendadas y más efectivas para la desinfección y protección frente al coronavirus. Sin embargo, a pesar de su eficacia, también pueden acompañarse de efectos no deseados sobre la piel porque alteran la barrera natural cutánea.

Las alteraciones se empezaron a ver desde el principio entre los profesionales del ámbito hospitalario y entre los que tenían estrecha relación con los pacientes. Pero, poco a poco, se han ido presentando entre la población general a partir del confinamiento. “Se ha observado un aumento de dermatitis irritativas, más que alérgicas, por el lavado de manos y el uso de geles hidroalcohólicos o de otros antisépticos de manera constante. Tampoco hay que olvidar que el estrés puede originar patología dermatológica o agravar la existente”, señala Dolores Sánchez-Aguilar, dermatóloga.

Atención a la patología previa

En pacientes con patología dermatológica previa –atópicos o con alguna forma de eccema-, las manifestaciones de dermatitis irritativa se agravan. “Desconocemos si con el tiempo se presentarán cuadros de dermatitis de contacto, pero en principio son de carácter irritativo”.

 Dentro del contexto de la dermatitis atópica, en el que es muy frecuente el eccema de manos, o personas con otro tipo de dermatitis, psoriasis o eccema crónico de otra índole, es posible que aparezca un brote de su propia patología o una dermatitis irritativa asociada a su patología que debería ser abordado de forma más específica.

Pero, no todo está perdido, a pesar de que es absolutamente necesario proseguir con las medidas de higiene preventivas. “Desde luego, lo esencial es la seguridad; prevenirla infección por el coronavirus. Si el uso de la mascarilla es importante, también lo es la higiene de manos. Pero, ésta puede adaptarse empleando algún tipo de limpiador o jabón especiales más apropiado y secarlas muy bien. Una adecuada hidratación posterior, cuando notamos la piel seca y tirante, sería suficiente. No obstante, si aparece algún tipo de enrojecimiento o descamación se podría plantear el uso de algún corticoide tópico”.

El confinamiento ha provocado que la piel no se haya podido adaptar de forma progresiva como en años anteriores, por lo que, más que nunca, hay que extremar las medidas de protección solar. “Hemos estado mucho en casa, no ha habido tanta adaptación, y la fotoprotección debe aplicarse en muchas de las actividades diarias que hacemos, sobre todo, cuando se realizan al aire libre”.

Geles hidroalcohólicos y reacciones solares

Sobre si el uso de gel hidroalcohólico puede originar reacciones de hiperfotosensibilidad, Sánchez-Aguilar subraya que no necesariamente. “Estos geles, que contienen alcohol en mayor o menor cantidad, tienen un efecto antiséptico, pero también secante, lo que provoca que un uso constante puede resecar la piel. Una buena hidratación, por tanto, juega un papel importante”.  A su juicio, el uso de estos geles puede dejar la piel más sensible, lo que agrava con el empleo de algunos perfumes o de componentes como conservantes, que pueden tener efectos fotosensibilizantes en contacto con la radiación solar. Las personas con antecedentes de reacciones cutáneas también deben extremar en este caso las precauciones”.

Las recomendaciones no han variado sustancialmente, pero deben tenerse presentes de forma más especial. En primer término, el uso de protección solar debe adecuarse al fototipo de cada persona y al tipo de piel. “Los dermatólogos insistimos mucho en la necesidad de usar protección solar, tanto en el ámbito profesional como en el lúdico. Es importante conocer nuestro tipo de piel y protegerla adecuadamente, más aún en estas circunstancias. Las personas con pieles más claras, que se queman fácilmente, deben extremar las precauciones y no desdeñar el uso de ropa adecuada, sombrero y gafas de sol, además de evitar la exposición directa en las horas centrales de día: entre las 12:00 de la mañana y las 16:00 horas de la tarde.

El uso de mascarillas, tanto en ambientes abiertos como cerrados, y sobre todo en aquellas personas que las tienen que utilizar de forma constante por su trabajo, acaba ocasionando alteraciones que, además, se agravan con las altas temperaturas actuales. “Empezamos a ver en la población patologías que eran ya frecuentes en profesionales sanitarios, como dermatitis de fricción y dermatitis de contacto irritativa, en las zonas en que hay más contacto entre la mascarilla y la piel: el puente nasal, detrás de las orejas o en las mejillas”.

El uso continuo de mascarilla, con las actuales altas temperaturas, puede ocasionar dermatitis de fricción e irritativas de contacto en pieles suspectibles

Al igual que ocurre con el uso continuado de geles hidroalcohólicos, las mascarillas pueden empeorar ciertos problemas cutáneos en personas con antecedentes de acné, rosácea o dermatitis seborreica, entre otros. Para evitarlo o minimizar sus consecuencias todo lo posible, la dermatóloga recomienda una buena higiene al retirar la mascarilla, así como una buena limpieza de la zona con limpiadores no jabonosos o sensibilizantes y, una vez más, el uso de cremas hidratantes adecuadas al tipo de piel y a la edad de la persona, así como evitar el uso de maquillaje, ya que tiene un efecto oclusivo y puede empeorar estas patologías de base y provocar una irritación aún mayor. Raquel Serrano (DM)

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