Cuando la “lente de enfoque” del ojo se apaga progresivamente

Las cataratas y la presbicia pueden aparecer como consecuencia de este síndrome, ligado al proceso natural de envejecimiento

Entre los 40 y los 65 años, podemos comenzar a notar ciertos síntomas, que en sus fases iniciales, pueden pasar desapercibidos y avanzar paulatinamente, hasta provocar limitaciones visuales, la mayoría de ellas ligadas al síndrome de disfunción del cristalino. 

La principal causa es el proceso de envejecimiento de nuestro organismo, que también afecta al cristalino: “es una lente natural que se encuentra detrás del iris y que permite que podamos enfocar los objetos a diferentes distancias”, explica José L. Güell, experto en córnea y cirugía refractiva de IMO Grupo Miranza. Con el paso de los años, “el cristalino envejece, pierde transparencia, movilidad, elasticidad y se vuelve opaco, impidiendo que la luz entre correctamente en el ojo y alterando nuestra visión”, prosigue el oftalmólogo y añade: “Si el ojo fuese una cámara, podríamos decir que el autoenfoque se va enlenteciendo poco a poco”. Las cataratas y la presbicia (“vista cansada”) son las dos alteraciones visuales más frecuentes, ligadas a este síndrome. Asimismo, los síntomas más comunes son visión borrosa, disminución de la sensibilidad a los colores o dificultad y cambios en la visión cercana. Sin embargo, “no todos los pacientes experimentan los mismos síntomas o al mismo tiempo”, aclara Güell.

El uso de gafas es una solución muy eficaz para tratar el síndrome de disfunción del cristalino. Asimismo, para los pacientes que desean prescindir de la dependencia de las gafas, se puede realizar una cirugía refractiva, para compensar total o parcialmente la presbicia y corregir otros defectos de refracción, como la miopía o el astigmatismo. Por lo que se refiere a las cataratas, la solución siempre es quirúrgica y consiste en extraer el cristalino envejecido y reemplazarlo por una lente intraocular, que realice su función. En este sentido, “en IMO Grupo Miranza, contamos con un amplio abanico de lentes intraoculares para las cirugías de la presbicia y de cataratas (monofocales, multifocales, bifocales y trifocales). Así, cada paciente puede beneficiarse de la que más se ajuste a sus necesidades visuales, siempre bajo prescripción y asesoramiento médico”, concluye Güell.

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