Cuando el cáncer juega al escondite

Por Salvador Macip, investigador Leicester University.

Algunas células malignas se introducen dentro de otras para huir de los tratamientos.

Uno de los principales problemas de las terapias contra el cáncer, desde las clásicas hasta las más modernas, es que, aunque inicialmente parecen ser efectivas, a menudo los tumores vuelven a surgir al cabo de un tiempo. El motivo es que prácticamente no hay ningún tratamiento (aparte de algunas intervenciones quirúrgicas, si se hacen bastante pronto) que elimine la totalidad de las células malignas: un porcentaje, pequeño o grande, suele escaparse. Si las condiciones son las adecuadas, estas supervivientes pueden continuar multiplicándose y, con el tiempo, acabar provocando que el cáncer vuelva al punto de partida. Así pues, descubrir cómo se las arreglan algunas células cancerosas para resistir los tratamientos o bloquearlos el paso es esencial para seguir mejorando el pronóstico de estas enfermedades.

Una carrera de obstáculos

La vida de una célula maligna está llena de obstáculos. Debido a las mutaciones que ha adquirido, se comporta de manera anómala y esto hace saltar todas las alarmas de los mecanismos de defensa del organismo, tanto los que hay implantados en el genoma de la misma célula como los que velan por la integridad de los tejidos. Estos últimos incluyen el sistema inmunitario, que, al igual que identifica y persigue a los microbios que no pertenecen al cuerpo, sabe cómo reconocer una célula enferma y cómo activar las herramientas para destruirla antes de que cause problemas graves. Así pues, muchas células malignas y premalignas mueren antes de conseguir crear un tumor. Sin embargo, las defensas no son siempre efectivas y algunas células pueden encontrar la manera de esquivar todas las barreras protectoras. En estos casos,

La llegada de las grandes bases de datos genéticas, sobre todo a partir de la publicación de la secuencia del genoma humano a principios de este siglo, ha revolucionado el estudio del cáncer y ha permitido entender algunas de las tretas que utilizan las células. lulas malignas para sobrevivir, comparando sus genes mutados con las versiones originales. Tal y como hemos dicho, una de las cosas que deben aprender es esconderse del sistema inmunitario. Lo hacen, por ejemplo, activando la proteína PD-1, que “desconecta” los linfocitos que se avecinan a matarlas. Descubrimientos como éste han abierto la puerta a una nueva forma de tratamiento, llamado inmunoterapia, que tiene como objetivo volver a hacer visibles las células cancerosas en las defensas del cuerpo, y está teniendo muy buenos resultados

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Células que se esconden

Pero esa estrategia tampoco funciona siempre, y ahora podría haberse descubierto uno de los posibles motivos. El grupo del doctor Amit Gutwillig estudia los linfocitos T y, en concreto, formas de hacer que destruyan células de cánceres especialmente agresivos, como el melanoma. En varios experimentos de laboratorio consiguieron estimular a los linfocitos para que hicieran su trabajo mediante inmunoterapia, pero, a menudo, veían que unas cuántas células extrañamente grandes sobrevivían al ataque. Cuando, curiosos, las observaron con detalle en el microscopio, se dieron cuenta de que, en realidad, se trataba de dos células cancerosas, una dentro de la otra. Entonces repitieron los experimentos fijándose más en todo el proceso y entendieron qué ocurría: cuando los linfocitos entraban en contacto con las células malignas, algunas corrían a esconderse dentro de sus compañeras, haciendo un complicado ejercicio de contorsionismo que les permitía atravesar la membrana. Aunque los linfocitos consiguieran matar a la célula que hacía de “cáscara”, la que estaba dentro quedaba protegida del ataque. Cuando se retiraban los linfocitos, las células cancerosas salían de su escondite y seguían dividiéndose como si nada. Los resultados de estos trabajos los acaban de publicar en la revistaeLife.

Además, los investigadores se dieron cuenta de que esto ocurría no sólo en melanomas, sino también en cánceres de colon y de mama. Sin embargo, las células de otros cánceres, como leucemias o tumores del cerebro, no lo hacían. Ahora habría que buscar qué determina que unas utilicen este truco y otras no, para entender mejor qué herramientas debe desarrollar una célula para poder entrar dentro de otra. Esto será un paso clave, en un futuro, para encontrar tratamientos que lo impidan.

Hay que tener presente que este hecho nunca se había observado hasta ahora, por eso no hay ninguna información sobre qué importancia real tiene para la supervivencia de un tumor. Es decir, no se sabe si es un fenómeno que ocurre en ciertos tipos de cáncer de forma generalizada, si es una habilidad excepcional que pocas células tienen o si quizá sólo se ve después de que un tratamiento de inmunoterapia fuerce las células. lulas malignas a buscar salidas. Será necesario más experimentos para determinar si frenar esta inesperada maniobra de evasión puede tener un impacto para reducir o evitar que los tumores rebroten.

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