Conocer los niveles de polen para mejor calidad de vida de los alérgicos

En esta época, hay personas afectadas que no pueden realizar las actividades diarias con normalidad.

Con el inicio de la primavera se incrementan los niveles de algunos pólenes en el aire. Esto provoca que muchas de las personas que son alérgicas desarrollen una sintomatología que hasta el momento no tenían, como congestión nasal, ojos llorosos, irritación cutánea y dificultad para respirar. Muchos de estos síntomas son erróneamente asociados a otras enfermedades como la gripe o incluso, en los últimos años, la COVID-19.

De todo ello se deriva la necesidad de informar a los pacientes alérgicos de las diferencias existentes entre su dolencia y otras enfermedades. Para ello, resultan eficaces los estudios sobre aerobiología, que trazan mapas actualizados sobre la mayor o menor presencia de pólenes en aire (como parietaria, gramíneas u olivo). Tal y como explica Jordina Belmonte, coordinadora de la Red Aerobiológica de Cataluña, “las personas con alergia bien informadas pueden prever qué precauciones tomar en el exterior, como el uso de gafas de sol o mascarilla, en épocas de niveles problemáticos de polen”.

Mucho se ha avanzado en las últimas décadas en el conocimiento de la diversidad de pólenes en el aire, y en la época del año y la zona geográfica en la que hacen acto de presencia. Sin embargo, el cambio climático y los episodios meteorológicos extremos que éste conlleva no contribuyen a clarificar el panorama. “Algunas especies aumentan año a año su presencia en la atmósfera, otras la disminuyen e, incluso, algunas tienen comportamientos diferentes en diferentes localidades”, señala Belmonte. En su opinión, medir los niveles de polen e informar a la población debería formar parte de las rutinas de seguimiento de la calidad del aire, como un servicio público de las autoridades gubernamentales, “Ello disminuiría las molestias ocasionadas al paciente durante el diagnóstico, así como el gasto en salud pública”, recalca.

Calidad de vida

Según explica la asesora médica de LETI Pharma, las personas con rinitis y asma alérgico sienten que su calidad de vida está deteriorada fundamentalmente en la época polínica, ya que no pueden realizar las actividades diarias con normalidad como trabajar, estudiar, pasear, hacer deporte o sentarse a comer al aire libre.

El conocimiento de los niveles de pólenes y su variabilidad a lo largo del año permiten a los pacientes tener mayor control de su enfermedad pudiéndose anticipar a la aparición de síntomas y por tanto aliviarlos de manera temprana. Por ello, es también clave la selección del tratamiento más adecuado; por un lado, con medicamentos que se emplean para aliviar los síntomas producidos por la rinitis o el asma y, por otro lado, el uso de inmunoterapia específica. Tal y como respaldan las sociedades científicas nacionales e internacionales, se trata de un tratamiento prolongado que también disminuye los síntomas de muchas personas que padecen de rinitis alérgica, asma alérgica, conjuntivitis y logra modificar el curso de la enfermedad alérgica. L.D.B. BARCELONA

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