Cómo actuar en caso de desmayo

Los desmayos no son una enfermedad como tal, sino que se trata de síntomas y no de un problema de salud grave, en la mayoría de los casos. Sin embargo, sí que es importante conocer por qué se producen y cómo actuar cuando suceden, según explican desde el COFM, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid.

El desmayo, síncope o lipotimia es la pérdida súbita, breve y transitoria de la consciencia y del tono muscular con recuperación espontánea completa, debido a la disminución del riego sanguíneo cerebral. Normalmente, da lugar a la caída de la persona, que permanece inmóvil y sin fuerzas, y por lo general tiene las piernas y brazos fríos, un pulso débil y respiración superficial. El episodio dura menos de un par de minutos.

Algunas personas sienten mareo o malestar antes de desmayarse. Otras pueden tener náuseas, sudoración, visión borrosa o en túnel, hormigueo en los labios o las yemas de los dedos, dolor torácico o palpitaciones. En otros casos, el sujeto se desmaya de repente, sin síntomas de advertencia.

Los desmayos se producen por una disminución del riego sanguíneo al cerebro. A veces, sin embargo, el flujo sanguíneo es adecuado pero la sangre no contiene la cantidad suficiente de oxígeno o glucosa que el cerebro necesita para funcionar.

Las causas más frecuentes de desmayo son:

  • Emociones fuertes: miedo, el dolor intenso, estrés emocional, angustia…
  • Levantarse de forma brusca
  • Esfuerzo en el uso del inodoro (defecación y micción)
  • Ejercicio físico de alta intensidad
  • Estar parado durante mucho tiempo de pie
  • Tos y estornudos con fuerza
  • Embarazo: cambios hormonales al inicio
  • Problemas cardíacos
  • Uso de ciertos fármacos, como los que se usan para tratar la ansiedad, la depresión y la hipertensión.
  • Ayuno prolongado, deshidratación
  • Calor excesivo

Cuando alguien se desmaya es importante tener en cuenta ciertas pautas básicas para evitar problemas graves.

  • En primer lugar, debemos colocar suavemente al paciente sobre su espalda.
  • Comprobar el pulso y la respiración de la persona. Revisar las vías respiratorias para asegurarnos de que están despejadas y puede respirar sin problemas. Si la persona no respira, debemos comenzar con la reanimación cardiopulmonar (RCP) y llamar al 112 o al número local de emergencias. Continuaremos con la reanimación cardiopulmonar hasta que llegue la ayuda o hasta que la persona comience a respirar.
  • Si la persona vomita, debemos colocar al paciente en la postura lateral de seguridad para evitar que se ahogue.
  • Aflojar la ropa, el cinturón, la corbata y las joyas que puedan ejercer presión en muñecas, cuello y tobillo.
  • Elevar las piernas por encima del nivel del corazón (30o) para favorecer el flujo de sangre hacia el cerebro.
  • Debemos asegurarnos de que la persona no se ha producido ninguna herida en la caída. Si el paciente se lesionó, controlaremos el sangrado aplicando presión directa.
  • Procurar que la zona donde se encuentra el paciente este bien ventilada y tranquila.
  • Evitar aglomeraciones de gente alrededor del afectado.
  • Recuperada la consciencia, mantener a la persona acostada en reposo (15 minutos) y en un ambiente tranquilo hasta su completa recuperación. Una vez que la persona esté recuperada es importante que la incorporación la realice paulatinamente.
  • Si la persona no recupera la consciencia en unos minutos, tenemos que llamar al 112 o al número local de emergencias.
  • Tras un desmayo, debemos recomendar a la persona afectada que evite la conducción y el uso de maquinaria hasta que se pueda determinar y tratar la causa del desmayo.

Por lo general, los desmayos no son nada de qué preocuparse, pero en ocasiones pueden ser la señal de algún problema serio. Las personas que se desmayaron deben acudir a su médico para determinar por qué ocurrió, especialmente si tienen signos de alarma (desmayo durante el ejercicio, edad avanzada, antecedentes familiares de muerte súbita, desmayo precedido o seguido de síntomas cardíacos, etc.). L.D.B (SyM)

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