Combatir la obesidad con impuestos sobre las bebidas azucaradas

En Catalunya, desde la entrada en vigor del tributo solo se ha reducido su consumo un 2%

El Ministerio de Sanidad y la industria alimentaria han llegado a un acuerdo para reducir de media un 10% de azúcares, grasas saturadas y sal en los productos alimenticios. Entre las medidas estudiadas por el Gobierno para combatir la obesidad se encuentra la imposición de un impuesto que afectaría a las bebidas azucaradas y productos con azúcar.

En Catalunya, en mayo de 2017 ya se implantó un tributo a estos productos, que ha contribuido a que el consumo de bebidas azucaradas embotelladas haya descendido un 2,2% en Cataluña, según un estudio de la Universitat Internacional de Catalunya UIC Barcelona.

El trabajo ha analizado datos masivos de consumo desde un año antes de la entrada en vigor del impuesto hasta un año después. En total, unos 125 millones de registros en una gran cadena de supermercados, que cuenta con una cuota del 10% del mercado.

Los resultados sugieren que globalmente, como efecto del impuesto, las familias han reducido un 2,2% aproximadamente la cantidad total de azúcar consumida en bebidas. Esta reducción ha sido mayor en los refrescos, el 13,6% en los de contenido medio de azúcar y el 3,5% en los de contenido alto. En el caso de las colas, el descenso ha sido del 5,2% y en otras bebidas como tés, horchatas y bebidas vegetales, el 7,7%, en los de contenido medio de azúcar, y el 7,3%, en los zumos de contenido medio de azúcar.

El impuesto grava todas las bebidas embotelladas que contengan edulcorantes calóricos añadidos, 8 céntimos de euro por litro para bebidas que contienen entre 5 y 8 gramos de azúcar por 100 mililitros (ml) y 12 céntimos de euro por litro para bebidas que contienen más de 8 gramos de azúcar por 100 ml. Las bebidas con menos de 5 gramos de azúcar por 100 ml están libres del impuesto.

Una de las peculiaridades de este impuesto es que por primera vez establece el requerimiento de que el 100% del impuesto se debe trasladar al precio final del producto, si bien los distribuidores han sido los recaudadores y el consumidor final no ha observado el importe del impuesto en el ticket de compra.

El informe revela, además, que mientras desciende el consumo de bebidas como refrescos, aumenta la compra de otras bebidas azucaradas como los batidos, que ha subido el 5,4%. En el caso de los tés, horchatas y bebidas vegetales, el incremento ha sido aún mayor, el 9,1%, y las bebidas en las que más ha crecido el consumo son las isotónicas, el 33,3%. Ello puede deberse en parte a la percepción de que este tipo de bebidas son más saludables.

La reducción de bebidas azucaradas es una recomendación de la OMS. Desde aquí explican que contienen azúcares, como sacarosa o fructosa, a menudo en grandes cantidades, que contribuyen a la densidad energética total de la dieta. Las calorías aportadas por las bebidas azucaradas tienen poco valor nutricional y pueden no proporcionar la misma sensación de plenitud que ofrece el alimento sólido. Como resultado, puede aumentar el consumo total de energía, lo que a su vez puede llevar a un aumento malsano de peso, advierten.

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