Código ictus: cuando el tiempo es oro

El infarto cerebrovascular debe tratarse antes de que pasen cuatro horas y media para evitar secuelas

La tecnología ha ayudado a que el diagnóstico cada vez sea más rápido, preciso y menos invasivo

Sofía Larrucea

El tiempo es oro, y más aún si hablamos del ictus. Algo que bien sabe Gorka Arenaza, radiólogo del Hospital Universitario Donostia (Gipúzcoa) y uno de los especialistas que conforma el equipo de código ictus en dicho hospital. “El código ictus es una alarma que cuando se activa hace que rápidamente diferentes especialistas del hospital nos coordinemos para diagnosticar y tratar lo más rápido posible al paciente”, explica. Y es que, añade, “el pronóstico del ictus depende en gran parte de la rapidez con la que ponemos las primeras medidas terapéuticas generales y específicas, de manera que, cuanto antes actuemos, mejor será el pronóstico del afectado”.

Normalmente, una vez ha llegado el paciente a urgencias, la valoración diagnóstica completa puede conseguirse en 25 minutos y pueden empezarse a tomar las primeras medidas terapéuticas. El tratamiento de eficacia probada en pacientes de menos de 4,5 horas de evolución consiste en la administración intravenosa de un fármaco llamado alteplasa, un activador tisular del plasminógeno (rtPA) que elimina el trombo que ha producido el ictus. Sin embargo, el desarrollo de herramientas diagnósticas y terapéuticas ha permitido que haya pacientes que también se puedan beneficiar del tratamiento endovascular incluso pasadas las 4,5 horas. No osbtante, si en las pruebas previas se localiza una hemorragia o una situación neurológica con una escala de afectación muy alta no es posible aplicarlo. “En torno a un 15% de los ictus son hemorrágicos”, apunta el especialista Arenaza. De ahí también la importancia de realizar un buen diagnóstico. Algo a lo que, según este radiólogo, la tecnología ha contribuido “en gran medida”.

En lo que a diagnóstico se refiere, la Tomografia Computarizada (TC) es la prueba por excelencia. Una herramienta que, además, ha mejorado en los últimos años. Concretamente el mencionado hospital donostiarra hace menos de un año que cuenta con un Tomógrafo Computarizado de última generación. “El equipo del que disponemos es mucho más rápido, más preciso, nos ofrece imágenes de mayor calidad, emite menos radiación y, además, está integrado en el servicio de urgencias”, señala, y concluye: “La tecnología ha sido la una pieza fundamental que ha ayudado a que el código ictus sea más efectivo y seguro”.

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