Cepa británica: la pérdida del gusto y el olfato no son los síntomas comunes

Los contagiados por esta variante tienen tos, dolor de garganta o fatiga

Perder el gusto o el olfato no son síntomas tan comunes en las infecciones por la nueva variante británica de coronavirus. Así lo ha dado a conocer esta semana la Oficina Nacional de Estadística británica (ONS, por sus siglas en inglés). En cambio, la tos, el dolor de garganta o el cansancio sí son predominantes. El estudio analizó las características de las personas que dieron positivo en SARS-CoV-2 dentro del Informe de Infección por Coronavirus (Covid-19) con el que el Gobierno británico actualiza los datos sobre la enfermedad en el territorio. Se consideraron solo casos con una respuesta positiva fuerte, medida por el número de veces que hace falta ampliar el ARN del virus para que el test pueda detectarlo. Los registros abarcaron desde el 15 de noviembre del 2020 hasta el 16 de enero de este año. Las personas que dieron positivo en el test compatible con la nueva variante del Reino Unido informaban más a menudo de haber padecido síntomas en general, específicamente los síntomas clásicos.

Las mayores diferencias se encontraron en la tos, el dolor de garganta, la fatiga y los dolores musculares. En cambio, era menos probable que hubieran padecido una pérdida del gusto y del olfato. En los síntomas gastrointestinales no aparecieron diferencias. Para discriminar entre infecciones causadas por la cepa británica, la llamada B117, frente a las de otras variantes de SARS-CoV-2, se tuvieron en cuenta las mutaciones del virus.

La nueva variante presenta una serie de alteraciones en su genoma respecto a las anteriores, especialmente en la proteína S. Esto significa que el gen S ya no se detecta en las pruebas actuales. Así pues, los positivos que incluyeran dicha proteína serían casos de coronavirus anteriores, y los que no, de la cepa británica. También se midieron los genes de la proteína N y el gen ORF1ab, ambos positivos para las dos variantes del virus.

Cuando en el sur de Reino Unido se identificó la nueva variante en diciembre del año pasado, se descartó que esta se comportara de manera diferente al SARS-CoV-2 circulante por falta de pruebas. Ahora, las conclusiones del informe de la ONS se suman a las investigaciones actuales sobre su posible mayor mortalidad, tal como anunció el primer ministro británico, Boris Johnson, la semana pasada. Algo que sí se apuntó en un primer momento y que se confirma en la actualidad es la mayor contagiosidad de B117. Según el Grupo Asesor sobre Amenazas por Nuevos Virus Respiratorios del Gobierno británico (Nervtag, por sus iniciales en inglés), esta resulta entre un 30% y un 70% más contagiosa. Tal característica otorga a la nueva variante la capacidad de convertirse en hegemónica en unas semanas.

Pero pese a los agoreros datos, las vacunas actuales parecen resultar efectivas también en la nueva variante. Y ello a pesar de que la mayoría de las mutaciones se concentran en la proteína S del virus, zona a la que se dirigen los sueros. La esperanza se mantiene asimismo en ciertos tratamientos. El fármaco Alpidin, desarrollado por la compañía española Pharmamar y recientemente anunciado como altamente eficaz para el tratamiento de la covid, se zafa de las mutaciones del nuevo virus gracias a centrar su actuación en las células de las personas. La evolución genética del coronarivus se puede consultar en la web Nextstrain, donde se comparten los genomas del virus casi en tiempo real. En las molestias gastrointestinales no aparecen diferencias con otras variantes. Leyre Flamarique

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