Cáncer, sin perder la feminidad

recuperar-la-imagen-pngMicropigmentación y pelucas pueden ayudar a sobrellevar mejor el proceso oncológico

A.T. El momento del diagnóstico de un cáncer es, probablemente, el golpe más duro. Debido a la quimioterapia, muchas mujeres pierden el pelo. Ello hace que se vean sin cabello, cejas ni pestañas. El papel de la psicooncología es muy importante. Se ha comprobado que ante dos pacientes en condiciones parecidas la que tiene un entorno más favorable presenta una mejor recuperación.”Pretendemos evitar que al diagnóstico de cáncer se añada un segundo diagnóstico, el psiquiátrico. Por ello, tanto si el propio paciente expresa la voluntad de ser atendido por un psicólogo como si es el especialista quien detecta la necesidad, estamos presentes en todo el proceso, acompañando al enfermo”, explica Teresa María Lacorte, especialista de la Fundació Imor.

Por la primera reacción de la mujer los especialistas ya pueden detectar la necesidad del tratamiento psicológico. No a todas les importa de la misma manera su aspecto físico, señala Teresa María Lacorte, “hay quienes se centran en la recuperación sin fijarse en las consecuencias físicas, algunas se ponen un pañuelo y ya se sienten bien, y a otras les afecta muchísimo estos cambios, cada mujer es un mundo”. Éste último es el caso de muchas mujeres que sienten que poco a poco van perdiendo su expresión. “Once días después de mi sesión de quimio se me cayó el pelo. Recurrí a maquillarme cada vez más, hasta convertirlo en una máscara, pero al mirarme al espejo volvía a encontrarme una cara sin expresión”, relata una mujer que ha superado un cáncer de mama.

La micropigmentación ha experimentado un gran avance en los últimos años, y en la actualidad se pueden recrear cejas con gran naturalidad. “Siempre hacemos un estudio previo para que el color, la forma y el posicionamiento de las nuevas cejas se adapten a las facciones de la mujer”, explica Maribel Franco, especialista de micropigmentación de MF. Esta técnica consiste en dibujar pelo a pelo la ceja. También se utiliza en la línea de los ojos para suplir la pestaña perdida.

El uso de pelucas también puede resultar una herramienta de ayuda en este duro proceso del cáncer. Las alternativas son tan amplias como mujeres hay. Los profesionales recalcan que para conseguir buenos resultados es imprescindible huir de productos prediseñados que hacen que el aspecto sea demasiado artificial. “Nosotros tenemos un taller propio que nos permite adaptarnos al estilo y al tipo de cabello de cada mujer. De hecho, más que de pelucas, a mí me gusta hablar de vestido capilar, se hace a medida”, explica Jesús Melich, de equipo Jessus. En algunos casos, añade este profesional, es incluso una oportunidad para probar nuevos estilos con lo que hasta ahora no se habían atrevido.

El pecho, un gran reclamo

Pocas partes del cuerpo humano han recibido tanta atención a lo largo de la historia como lo ha hecho el pecho femenino. Ya en la mitología egipcia, la diosa Isis concedía la inmortalidad a quien se nutriera de sus pechos. En el siglo XV empieza a surgir su asociación erótica, plasmada en “La Virgen con el Niño y ángeles”, de Jean Fouquet, obra maestra de la historia del arte que representa a la amante del rey Carlos VII con el pecho descubierto. Fue también un importante símbolo de la revolución francesa. Desde la época del destape nos hemos acostumbrado a verlo descubierto en multitud de escenas del cine y la televisión. En un gran reclamo publicitario y también revolucionario, como bien saben las chicas del movimiento feminista Femen. Grande, pequeño, natural u operado, el pecho es, a fin de cuentas, la representación femenina por excelencia. Por ello, el diagnóstico de un cáncer de mama, además del duro golpe que todo tumor conlleva, para muchas mujeres supone un ataque a su feminidad. El miedo a perderlo, junto con las consecuencias físicas que con frecuencia comporta el tratamiento, son aspectos que no afectan a la evolución del tumor pero sí al estado anímico de la mujer, clave en su recuperación.

En algunos casos, aunque cada vez menos gracias al diagnostico temprano, es inevitable la mastectomía, es decir, la extirpación de la mama. Es habitual que la intervención vaya acompañada de una reconstrucción con una prótesis mamaria. Por cuestiones de seguridad, no siempre se puede conservar la aureola y el pezón pero en estas situaciones, con la técnica de micropigmentación, también se pueden recrear. “Se consiguen resultados muy naturales y la mujer siente que su pecho vuelve a ser el de antes”, asegura Maribel Franco.

“Haber visto casos cercanos en los que el paciente ha superado el cáncer suele ser un refuerzo positivo”, señala Lacorte. Esta especialista recuerda que aunque algunos profesionales lo ponen en duda, diversos estudios demuestran que los niveles emocionales influyen en la respuesta al tratamiento. La ilusión, la esperanza y el optimismo no curan pero ayudan a sobrellevar un cáncer.

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