Ya hay indicios de que la TAVI será la opción preponderante en el tratamiento de la estenosis aórtica

Válvula Transcateter SAPIEN 3TM, Sistema de liberación EDWARDS COMMANDER TM – por cortesía de Edwards Lifesiences Corporation

Se está estudiando el uso de la válvula Sapien 3 en pacientes con riesgo intermedio en cirugía

Lucía Gallardo

El implante transcatéter de válvula aórtica (TAVI, por sus siglas en inglés) se presenta cada vez más como la opción adecuada para pacientes con estenosis aórtica, siendo ya el tratamiento de elección para las personas que la padecen de forma severa y con alto riesgo quirúrgico.

Esta patología está causada por una anomalía de la válvula aórtica, que provoca una obstrucción al flujo de salida de la sangre desde el ventrículo izquierdo hacia la arteria aorta. En la última década, el tratamiento que ha ganado terreno en pacientes mayores es el implante subcutáneo TAVI, que se introduce preferentemente por vía femoral (siendo menos habitual la vía transapical, transaórtica o transcarotidea). Esta válvula, hasta el momento, está indicada para pacientes que no pueden ser sometidos a cirugía por tener un elevado riesgo de complicaciones. Sin embargo, los buenos resultados de la última generación de esta válvula, la Sapien 3,  puestos de manifiesto en el estudio Partner II (Placement of Aortic Transcatheter Valves, implantación de válvulas aórticas transcatéter), así como la observación de la respuesta al tratamiento en pacientes con riesgo intermedio en cirugía, apuntan que el futuro pasa por implementar la TAVI también en individuos más jóvenes y con menor riesgo quirúrgico, según ha afirmado Josep Rodés durante la Reunión Ibérica de TAVI celebrada en Madrid el pasado 16 de diciembre. Es decir, que personas con estenosis aórtica mayores de 65 años que no presenten otro tipo de problemas de salud importantes, para quienes el tratamiento en estos momentos es la cirugía, podrían beneficiarse de esta válvula, que supone un avance importante respecto a versiones en cuanto a tamaño de su diámetro y mecanismo de implantación, explica Rodés. “Empezamos tratando a pacientes de muy alto riesgo con una tecnología que no estaba al nivel de perfeccionamiento que tenemos ahora; sin embargo, ahora ya vemos que podríamos ofrecer a otras personas este tratamiento, menos agresivo que una cirugía”, afirma. Un paso fundamental hacia esta dirección se producirá si se confirman los buenos resultados esperados de dos estudios en curso que han comenzado a desarrollarse en Estados Unidos y en Canadá para evaluar la TAVI en estos individuos que presentan riesgo medio quirúrgico, subraya este experto. “Ya tenemos pruebas positivas a raíz de pequeños estudios de observación, pero ahora, con estos dos trabajos, esperamos que sean más sólidas, y la respuesta obtenida sentaría una indicación”, asevera. Uno de los aspectos destacados que deberán evaluar estos estudios gira en torno a la durabilidad de la válvula, ya mejorada, sobre todo porque hay que tener en cuenta que se prevé la implantación de este dispositivo a pacientes con mayor esperanza de vida.

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