Juan Manuel González Alcayna, experto en daño corporal: “La crisis ha reducido drásticamente el absentismo laboral”

juan-manuel-gonzalez-y-alicia-sanchez-camacho-pngALICIA SÁNCHEZ-CAMACHO. Conozco al doctor Juan Manuel González Alcayna desde hace muchos años. De hecho, compartimos actividad profesional en el Instituto Nacional de la Seguridad Social. En mi condición de funcionaria del Cuerpo Superior de la Seguridad Social, he vivido muy de cerca la legislación laboral. Actualmente ocupo la presidencia de de la Comisión de Empleo del Senado, que debate la futura reforma de la Ley General de la Seguridad Social en relación con el régimen jurídico de las mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Invitada por las páginas de Salud y Medicina de el PERIÓDICO me convierto en entrevistadora ocasional de un experto en valoración de daño corporal y salud laboral.

En estos momentos afrontamos una reforma importante del sistema de mutuas, ¿cuál crees que ha de ser el modelo a implementar?

El Sistema Nacional de Salud (SNS) no puede tener listas de espera tan largas, por ejemplo, para prótesis de rodilla o de cadera y tener infrautilizados los servicios médicos y sanitarios de las mutuas de accidentes de trabajo. Por tanto, ya que nosotros poseemos importantes recursos para tratar las patologías del aparato locomotor, el SNS debería aprovechar esta especialización para reducir sus listas de espera en las patologías relacionadas con la traumatología, rehabilitación y cirugía ortopédica. En las contingencias comunes las mutuas han demostrado su eficacia en el control del absentismo. Por tanto, desde su papel como mutuas de la seguridad social, deberían tener cada vez más participación en la gestión, prestación sanitaria y económica dentro del sistema de la Seguridad Social.

Estoy de acuerdo. Por otra parte, ¿en estos últimos años se han visto agudizadas las bajas médicas por causas de estrés o depresión, especialmente en jóvenes?

No tanto como cabría esperar ante la situación que hemos vivido y que aún persiste. A diferencia de los países nórdicos o anglosajones, los mediterráneos disponemos de una red familiar que nos protege. Quizás la incidencia de la enfermedad psiquiátrica sea la misma, pero la repercusión es inferior porque tenemos esta red familiar y social que nos ayuda a conversar y a compartir sentimientos, cosa que no tienen los anglosajones.

Entonces, ¿la lumbalgia sigue siendo la primera causa de incapacidad temporal?

La patología del aparato locomotor sigue suponiendo la primera causa de baja/incapacidad temporal, seguida muy de cerca por los trastornos mentales a los que nos hemos referido en la pregunta anterior. Sin embargo, desde un punto de vista de calidad de vida y costes socioeconómicos, la patología psiquiátrica ocupa el tercer lugar tras el cáncer y la patología cardiocirculatoria, siendo los tres grandes pilares a los que el SNS dedica más recursos sanitarios.

En la Comisión del Senado que presido, se cita que la crisis que estamos padeciendo desde el 2007 ha reducido el número de bajas laborales en términos relativos, ¿es así?

Si bien es cierto que un porcentaje de las bajas laborales esconden un conflicto con la empresa, son las llamadas bajas “refugio” o absentismo, con la crisis económica se ha producido el fenómeno contrario: el presentismo. Son trabajadores que aun padeciendo una enfermedad o haber sufrido un accidente laboral, no desean que se les extienda la baja médica por temor a una posible pérdida de empleo. Se trata de expedientes difíciles de gestionar, pues pueden dar lugar a agravamientos de la enfermedad inicial.

Desde tu experiencia de treinta años como médico evaluador y perito judicial, ¿has visto modificación en los motivos de las bajas laborales y de las invalideces?

Como te he comentado, la patología osteoarticular sigue suponiendo la primera causa de baja médica y por tanto la primera causa de reconocimiento de invalidez ya sea en vía administrativa como en sentencia judicial. Pero es cierto que en los últimos años hemos etiquetado nuevas enfermedades – fibromialgia, síndrome de fatiga crónica, etc.- que suponen un reto para la medicina evaluadora y que son la base de muchas demandas de pensión de incapacidad. En el futuro puede que exista un incremento de las llamadas “enfermedades medioambientales” con sus consiguientes consecuencias.

Por tanto, ¿ha ganado importancia la medicina evaluadora?

Sin lugar a dudas. Hoy en día el paciente es más sabedor de sus derechos, consulta en la red su enfermedad, las prescripciones de pruebas diagnósticas, la medicación e incluso la cirugía propuesta. Existen foros y páginas web creadas por pacientes que padecen la misma enfermedad. Estamos ante el llamado e-paciente. Todo ello ha supuesto un aumento en las solicitudes de aclaraciones por actos médicos, en reclamaciones por posibles mala praxis médicas y, por tanto, un incremento por parte de todos los elementos interesados en desarrollar y otorgar más importancia a la medicina evaluadora.

¿En que consiste la medicina evaluadora?

Determina la pérdida de patrimonio biológico o, dicho de otro modo, la que cuantifica las secuelas físicas o psícologicas –la pérdida de salud o funcionalismo corporal- tras un accidente o enfermedad sufridas por una persona. Es una herramienta fundamental para cuantificar las indemnizaciones económicas de los seguros de vida y enfermedad, de los seguros en los accidentes de tráfico y para determinar el tipo de invalidez y, por tanto, de pensión que reconoce la seguridad social.

¿Qué utilidad tiene el dictamen médico-pericial en las demandas judiciales?

En el ámbito de las reclamaciones en materia de Seguridad Social, en accidentes de tráfico y en presunta mala praxis médica, somos la prueba por excelencia. Debemos pensar que el juez no domina todas las materias y el perito, con su informe, aclara todos aquellos aspectos oscuros en la materia reclamada. El perito es un experto, un especialista en la materia que va a exponer ante el juez y debe explicarle con un lenguaje sencillo y comprensible aquello por lo que es llamado. No consiste en ofrecer una lección magistral, sino tan sólo aclararle puntos concretos de manera inteligible. Debemos ofrecerle nuestra visión de forma convincente. En mis exposiciones formativas a compañeros que desean entrar en el mundo pericial siempre finalizo con una diapositiva que contiene una frase de Ambrosio Paré y que dice: los jueces sentencian según se le informa.

PERFIL

Juan Manuel González Alcayna (Barcelona, 1960) es Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona, Diplomado en Salud Laboral y Medicina Evaluadora y Máster en Valoración del Daño Corporal. Desde hace muchos años, trabaja en el ámbito de la salud laboral y valoración de daño corporal en una mutua de accidentes de trabajo. Es autor de diferentes trabajos sobre riesgos psicosociales en el ámbito laboral. Fue profesor del máster de Medicina para juristas de la Facultad de Derecho de la UB.

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