Frenar la agitación sin contención física ayuda a que los pacientes no se sientan atacados

unnamedLos fármacos inhalados calman al paciente y, en muchas ocasiones, evitan la retención mecánica

Sofía Larrucea “El estado de agitación es uno de los aspectos más desagradables tanto para el personal sanitario como para el propio paciente”, afirma Antoni Benabarre, psiquiatra del programa de trastornos bipolares del servicio de psiquiatría del Hospital Universitario Clínic de Barcelona. Se trata de un episodio agudo en el que, como también explica Victor Pérez Solà, director del Instituto de Neuropsiquiatría i Adicciones del Hospital del Mar, los pacientes con trastorno mental pierden la perspectiva de la realidad y, cuando el personal sanitario intenta que recupere la noción, chocan dos situaciones diferentes. “Y es entonces cuando los afectados intentan defenderse como pueden”, añade. En este sentido, retener al paciente ha sido, hasta el momento, un proceso igual de incómodo como de peligroso tanto para el afectado como para el personal sanitario, pues algunos pacientes pueden volverse agresivos. Aunque lo ideal sería prevenir estos episodios mediante la detección de los síntomas previos al estallido, la retención ha pasado a ser menos forzosa e incómoda de lo que era antes gracias al uso de medicamentos que se administran por inhalación.

Aunque estos estados de agitación no son frecuentes, pueden darse en personas con determinados trastornos mentales como esquizofrenia, trastorno bipolar y trastorno de personalidad. Los síntomas más comunes son la aceleración del curso del pensamiento, la ansiedad, el nerviosismo, los movimientos estereotipados y la sensación de malestar interno. Si el afectado se muestra cada vez más nervioso o manifiesta una ansiedad creciente, intolerancia a la frustración, enfado o inquietud, cierta agitación psicomotriz o verborrea, se debe empezar a actuar. El tiempo que transcurre entre la aparición de los primeros síntomas y la agitación es variable, pero se estima que oscila entre los treinta minutos y la hora. Lo primero que se recomienda es realizar una entrevista motivacional. Con ella se intenta relajar a la persona y, como explica el especialista Benabarre, se trabaja para hacerle entender que los especialistas tienen la voluntad exclusiva de ayudarle. El problema es que, en ocasiones, esta contención verbal no es suficiente y se requiere de medicación. Es justamente la posibilidad de nuevas vías de administración lo que ha resultado de gran ayuda. Mientras hace años sólo se contaba con psicofármacos administrados por la vía intravenosa o intramuscular, ahora ya se pueden contar con medicamentos que se administran por inhalación. Éstos últimos, además de ser más suaves, no presentan los inconvenientes propios de los otros dos anteriores y en apenas dos minutos puede conseguirse que el paciente se relaje. “Mientras que con la vía intramuscular el paciente se queda dormido, con la inhalada normalmente sólo se tranquiliza, lo que posibilita que podamos seguir hablando con él”, apunta el psiquiatra Pérez Solà. Además, el fármaco inhalado permite que la angustia del paciente disminuya sin tener que hacerlo por la fuerza. Ya no sienten que se atenta contra su persona, pues no es necesario ni pincharlos ni atarlos. “La contención física es una experiencia muy negativa para el paciente”, concluye el especialista Antoni Benabarre.

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