Es posible la remisión en enfermedades inflamatorias intestinales

diferencias-entre-las-patologias-pngAproximadamente el 50% de los casos de colitis ulcerosa tienen un curso benigno de la patología

ANICHA SENDÍN. A Carina Escobar le detectaron colitis ulcerosa cuando tenía 12 años. “Era un momento en el que se disponía de muy poca información sobre el tratamiento”, explica. Eso provocó que durante unos años viviera en una crisis continua llegando a tener el colon totalmente ulcerado. Hace 22 años se lo tuvieron que extirpar. “Tuve que pasar por soluciones muy drásticas y situaciones muy complicadas”, añade. Sin embargo, con el tiempo logró superar los retos que se le plantearon. En la actualidad Carina Escobar es directora corporativa comercial del grupo de empresas de la ONCE y su fundación.

Si se controla bien, esta enfermedad puede conseguir periodos de remisión muy largos. Aproximadamente el 50% de los casos de colitis ulcerosa tienen un curso benigno. El Crohn, en cambio, suele ser una enfermedad más agresiva y los brotes repetidos de inflamación tienden a dejar secuelas que estrechan la luz del intestino hasta, incluso, llegar a provocar una obstrucción y ser necesaria la dilatación mediante endoscopia o cirugía. Otros pacientes desarrollan úlceras muy profundas que llegan a atravesar por completo la pared intestinal, es lo que se conoce como fístulas, que comunican una parte del intestino enferma con otro órgano.

 Sin embargo, también es posible el buen control. Esther Blanco lo ha conseguido a base de constancia. A ella le diagnosticaron la enfermedad de Crohn también a los 12 años. El diagnóstico tardó mucho en llegar. Tuvo que pasar por inumerables pruebas hasta que consiguieron diagnosticarle la enfermedad. Para entonces el colon se encontraba ulcerado. Durante unos meses tuvo que seguir una dieta de alimentación enteral exclusiva, a base de unos preparados que se absorben en el tramo alto del tracto digestivo. Durante ese periodo no podía comer nada más. Este tratamiento es ampliamente utilizado en el control de la enfermedad de Crohn, especialmente en pediatría para evitar el uso de
corticoides, que detienen el crecimiento.

El tratamiento consigue evitar los brotes en la mayoría de casos. “Si el paciente tiene la información adecuada y entiende la importancia de una buena adherencia al tratamiento, el control de la enfermedad será mejor”, señala Natalia Borruel, especialista de la Unidad de Atención Crohncolitis del servicio de aparato digestivo del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona. Las alternativas de tratamiento son diversas. Por un lado, se encuentran los fármacos básicos como la mesalazina para la colitis ulcerosa, que consiguen un efecto local a nivel de la mucosa, o los corticoides, un antiinflamatorio muy utilizado pero que no puede prolongarse por sus efectos secundarios.

No son opciones de mantenimiento. Para ello se optan por inmunomoduladores para detener la inflamación. Existen alternativas orales y, lo más novedoso, fármacos biológicos. “Están dirigidos hacia una molécula. Son anticuerpos monoclonales con unos mecanismos muy potentes que se administran o por vía endovenosa o subcutánea”, explica Borruel. Estos últimos, aclara, “se utilizan sobre todo en pacientes que han respondido mal a otras alternativas”. El tratamiento, por regla general, debe mantenerse siempre.

“Quien conoce lo que significa enfermedad valora muchísimo la salud, por eso soy muy responsable con el tratamiento. Desde el diagnóstico he cumplido a rajatabla las recomendaciones médicas”, señala, Esther Blanco. Ella también ha conseguido conjugar la enfermedad inflamatoria intestinal con vida profesional. Actualmente es profesora de nutrición y dietética de la Universidad de Barcelona. “Escogí estos estudios en parte para poder conocer más sobre los hábitos de vida saludables y poder ser responsable de mi salud. Y es que ambas pacientes aseguran que la actitud es muy importante y ha marcado el curso de su enfermedad. “Es la realidad que me ha tocado vivir y asumo la responsabilidad tomando decisiones y siendo partícipe en el manejo de mi patología”, apunta Carina Escobar.

Los brotes empeoran significativamente la calidad de vida, pero “se sabe que las alternativas actuales de tratamiento consiguen que más de la mitad de pacientes estén bien controlados y sólo un pequeño grupo presente brotes puntuales”, asegura Natalia Borruel.

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