El ‘mundo real’ como generador de valor para el sistema sanitario

SILVIA ONDATEGUI-PARRA. En los últimos años, la mayor parte de los sistemas sanitarios han experimentado profundas transformaciones a todos los niveles, afectando también a los modelos asistenciales. El principal motor de estos cambios es la gran presión por parte de los gobiernos para contener los costes sanitarios y garantizar la sostenibilidad del sistema. Esta transformación continuará acentuándose ante el previsible aumento del gasto sanitario con respecto al PIB consecuencia del envejecimiento de la población y de la mayor incidencia de enfermedades crónicas.

Entre las principales demandas de los pagadores y de las Agencias de Evaluación de Medicamentos se encuentra la promoción de tratamientos coste-efectivos, que reduzcan los costes totales del tratamiento e incrementen los resultados en salud en los pacientes. En este sentido, la denominada Real World Evidence (RWE) -en su traducción literal, Evidencia del Mundo Real- se está posicionando como una herramienta clave por sus múltiples beneficios clínicos y económicos. Las principales tareas de RWE incluyen recolectar, ordenar, procesar e interpretar dichos datos provenientes de un gran número de fuentes de información para producir resultados tangibles.

Entre sus aportaciones destacan, desde el punto de vista clínico, la identificación con mayor precisión de subgrupos de pacientes en quienes un determinado tratamiento produce mejores resultados en salud y un seguimiento más estrecho de los resultados tanto clínicos como de farmacovigilancia (efectos secundarios y reacciones adversas). Para la industria farmacéutica, el uso de RWE es también imprescindible para seguir avanzando en el desarrollo y lanzamiento de nuevos medicamentos que presenten una mejor alternativa a los tratamientos actuales.

Desde el punto de vista económico, los pagadores pueden gestionar de manera más eficiente sus presupuestos, garantizando que los pacientes accedan a tratamientos innovadores que mejoren los resultados clínicos y la calidad de vida, y manteniendo al mismo tiempo la sostenibilidad del sistema. Nos encontramos tan solo en el inicio de la era de RWE, aunque, a todas luces, influirá notablemente a lo largo y ancho del entorno sanitario debido a su enorme potencial para mejorar los resultados en salud y crear valor para los diferentes agentes del sistema, incluyendo pacientes, pagadores y proveedores médicos. Por tal motivo las autoridades sanitarias, los reguladores y la propia industria farmacéutica deben de seguir avanzando en la promoción y uso de estas herramientas.

SILVIA ONDATEGUI-PARRA. Socia, Life Sciences de EY

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