El estudio genómico del cáncer permite adelantarse a la enfermedad

El uso generalizado de los test genómicos permitiría tratamientos más precisos y un ahorro de costes.

Los avances en genómica están permitiendo conocer mejor el cáncer y cómo se comportan y evolucionan las células tumorales. Gracias a las nuevas técnicas de diagnóstico y seguimiento de la enfermedad, como los análisis genómicos y la biopsia líquida (que permite analizar el ADN de los tumores a través de una muestra de sangre), es posible adelantarse a la enfermedad y tomar decisiones en la elección de los tratamientos que serán más eficaces para cada paciente. Se enmarca en lo que se conoce como medicina de precisión.

“Todos los tumores están causados por alternaciones genéticas, que se pueden heredar o aparecer por factores externos como el tabaco, el sol, la alimentación o el estrés; y cada vez se estudian más estos cambios en los genes y si pueden ayudar a disponer de tratamientos terapéuticos que inhiban esas alteraciones”, apunta Adriana Terrádez, directora de OncoDNA en España y Portugal, compañía especializada en estudios genómicos y en teranóstica (terapia y diagnóstico) del cáncer.

Según Jesús García-Foncillas, responsable del área de Oncología en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (Madrid), el empleo de estudios genómicos en la práctica clínica diaria se circunscribe a casos muy puntuales, aunque poco a poco van calando en los oncólogos. Estos valoran que este tipo de pruebas ofrezcan información mucho más enriquecida para el abordaje del cáncer y permitan determinar tratamientos para cada paciente con mayor precisión y garantía de respuesta.

Este oncólogo explica que estos test van a ir incluyéndose en el día a día, porque ayudan a decidir el pronóstico y tratamiento con análisis cada vez más extendidos, no de un solo gen sino de un conjunto de ellos. En su opinión, dentro de tres o cuatro años, será una realidad que los datos concretos del tumor y del paciente determinen cuál debe ser el tratamiento.

“El oncólogo los está utilizando especialmente en aquellos casos en los que no se conoce el origen del tumor, para determinar pronóstico y riesgo de la enfermedad tanto desde un punto de vista precoz como tardío. También cuando un paciente ha fracasado con su tratamiento y quiere buscar cuáles son las posibles indicaciones terapéuticas de las que se podría beneficiar. Y, por supuesto, ante un paciente potencial candidato a ensayo clínico”. Así se expresaba García- Foncillas durante IV Simposio Nacional de Genómica Aplicada en Oncología celebrado el 20 de marzo en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

Durante este evento, se puso de manifiesto que es necesario facilitar el acceso de los pacientes a este tipo de estudios genómicos. En estos momentos, ellos mismos se están costeando estas pruebas. Según Terrádez, deberían estar financiadas por el Sistema Nacional de Salud. Actualmente, determinadas aseguradoras empiezan a hacerse cargo de algunos estudios, y también están comenzando a interesarse hospitales, al entender que son herramientas útiles. “Estamos trabajando para que se pueda financiar en el futuro con fondos públicos. Para que esto suceda, se necesitan estudios de farmacoeconomía y farmacogenética en los que se demuestre que este tipo de aproximaciones son beneficiosas para el sistema, porque ahorra tratamientos innecesarios, sus efectos secundarios, etc.”, apunta.

Además, su incorporación generaría ahorros sanitarios y no sanitarios. “Teniendo en cuenta el progresivo envejecimiento de la población y, en consecuencia, el aumento de pacientes de cáncer es necesario aumentar el rendimiento en la gestión sanitaria. Si no reducimos costes el sistema sanitario será insostenible”, aseguró en el mencionado evento Joubin Keyhany, auditor sanitario y portavoz de OncoDNA.

Una de las claves para la extensión de estas herramientas y la reducción de costes es que, con una sola prueba, se analizan conjuntos muy amplios de genes, no uno a uno, porque esto implica un elevado gasto en muestra, tiempo y dinero, subraya Terrádez. Según sus palabras, estos estudios, “no solo abren opciones terapéuticas, sino que ahorran otras, al conocer de antemano que no van a funcionar”. “Gracias al conocimiento de los mecanismos de resistencia de los tumores, podemos anticiparnos y controlar mejor la enfermedad. Lo que queremos es cronificarla, adelantarnos a ella”, añade.

 

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