El cáncer de cérvix, único que se puede prevenir mediante una vacuna

c-ncer-de-c-rvix.pngLa presencia del virus del papiloma humano está en casi el 100% de los casos de carcinoma escamoso de cérvix

SOFÍA LARRUCEA. Nada más y nada menos que 2.100 mujeres reciben cada año en nuestro país la desagradable noticia de que padecen cáncer de cérvix. Una incidencia que representa el 3,3% de todos los tumores femeninos y que, a pesar de las cifras, se trata de un tumor poco frecuente en nuestro país. La razón es sencilla, se trata del único cáncer que puede prevenirse con una vacuna. Motivo que explica, a su vez, la gran desigualdad que existe entre países en vías de desarrollo y los desarrollados. “A nivel mundial, es la séptima neoplasia más frecuente y tres cuartas partes de los casos se dan en países subdesarrollados”, alerta Belén Ojeda, directora del servicio de oncología del Hospital Delfos y experta en el tratamiento de tumores ginecológicos.

La visita ginecológica es fundamental para detectar precozmente este tipo de tumor. En ésta, entre otros aspectos, se observa si la paciente está infectada por el virus de papiloma humano (VPH). Según estudios de la Asociación Española Contra el Cáncer (aecc) realizados con técnicas de biología molecular de alta sensibilidad, se ha determinado que la presencia del VPH está en casi el 100% de los casos de carcinoma escamoso de cérvix. Una vez iniciadas las relaciones sexuales, un alto porcentaje de mujeres contraerán la infección por algún tipo de papiloma virus, afirma la oncóloga. Lo que ocurre, explica, es que la infección desaparece espontáneamente en un porcentaje altísimo. “La prevalencia del papiloma es muy alta, sin embargo hay solo un porcentaje muy pequeño de población que va a tener la displasia del cuello uterino y un porcentaje aún menor va a desarrollar finalmente el cáncer de cérvix”, añade.

Tener más de cinco embarazos, la promiscuidad o el tabaco son algunos de los factores ambientales que pueden incrementar el riesgo de contraer cáncer de cérvix. Según la aecc, la prevalencia de este virus en jóvenes de 15 a 25 años que tienen diferentes compañeros sexuales puede llegar al 40%. De la misma manera que el tumor de cérvix no suele presentar ningún síntoma hasta no encontrarse en etapas avanzadas, también es uno de los pocos que se puede diagnosticar precozmente, ya sea mediante la detección de lesiones premalignas o bien, mediante su tratamiento antes de que éstas invadan la zona en profundidad. De este modo, la realización regular del test de Papanicolau o citología cérvico-vaginal permite su diagnóstico, de tal forma, que su tratamiento evita que las lesiones evolucionen hasta ser invasivas. “Es un tumor que se puede prevenir fácilmente con los controles ginecológicos, ya que tenemos un periodo de tiempo bastante amplio para actuar”, apunta Belén Ojeda.

El tratamiento convencional consiste en combinar la cirugía con la radioterapia. Aunque, tal y como afirma la especialista, “si se detecta a tiempo, con la cirugía puede ser suficiente”. Sin embargo, en aquellos casos en los que el tumor se encuentre en estadios localmente avanzados, es necesario la combinación de quimioterapia y radioterapia concomitante. Recientemente ha salido un nuevo fármaco antiangiogénico llamado bevacizumab que ha supuesto una mejora en lo que se refiere a tratamiento de la enfermedad avanzada. Éste aumenta el beneficio de la quimioterapia, pues, tal y como explica la oncóloga, “inhibe la formación de neovasos y, por lo tanto, impide el crecimiento del tumor”.

Belén Ojeda insiste en que la mejor prevención es el control ginecológico y actualmente la vacunación de niñas antes del inicio de relaciones sexuales. Se trata de un tumor que, detectado a tiempo, presenta un pronóstico bueno y con baja recidiva. Aspecto que no sucede si se encuentra en un estadio avanzado. “En una fase tardía, la probabilidad de recidiva es del 50% o incluso más”, concluye.

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