De la preocupación a la ansiedad

imagen-32-pngIrritabilidad, dificultad para concentrarse y olvidos son algunos de los síntomas habituales que se experimentan con el estrés

Dicen que todo problema tiene una solución. Y como dijo Eduardo Mendoza, si no la tiene deja de ser un problema. En un momento de incertidumbre general como el que vivimos se incrementan las situaciones de estrés. Esta tensión acaba generando ansiedad y dificultad para conciliar el sueño en algunas personas. Saber detectar las situaciones que producen estrés y actuar para que no se intensifique es la clave para poder adaptarse mejor al entorno cambiante.

El estrés es una respuesta automática y natural ante situaciones que nos resultan amenazadoras o desafiantes. Es un proceso de interacción entre lo que pasa a nuestro alrededor y nuestras respuestas cognitivas, emocionales y físicas. Cierta dosis de estrés es necesaria para adaptarnos a los continuos cambios de la vida. Pero si éste se prolonga o intensifica nuestro desempeño e incluso nuestras relaciones personales se pueden ver afectadas. Por ello es importante reconocer cuándo aumentan los niveles de tensión y ante qué situaciones para así intentar que no llegue a más.

Ansiedad, irritabilidad, cambios de estado de ánimo, excesiva autocrítica, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, olvidos, exceso de temor al fracaso… Son algunos de los síntomas habituales que se experimentan con el estrés. Además, rechinar los dientes o apretar las mandíbulas es una conducta también usual. “Con frecuencia los pacientes que sufren estrés, muchas veces sin ser conscientes, llegan a la consulta por problemas de sueño, son incapaces de desconectar la mente para dormir”, señala el especialista Sergio Haimovich. Con todo, algunos hábitos nocivos como el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas pueden aumentar. Los sucesos externos son lo que generan el estrés, pero no necesariamente serán situaciones intensas o destacadas. “Pueden acumularse los efectos hasta que se llega al límite porque, con frecuencia, es nuestra interpretación personal lo que genera la reacción negativa”, explica Haimovich.

El estrés continuado puede llegar a afectar a nuestro nivel general de salud y bienestar. De hecho, según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Pennsylvania el estrés emocional afecta en mayor medida a las mujeres, pudiendo llegar a predisponerlas a problemas cardiacos. Y es que el cerebro femenino es más sensible al estrés por cuestiones hormonales. “Es muy importante, sobre todo para ellas, que sepan cómo actuar ante situaciones de estrés para que no les afecte, deben anticiparse a él”.

Llevar una vida sana, con ejercicio regular y una dieta equilibrada, ayuda a estar más preparados para enfrentarse a situaciones estresantes. Además, es esencial aprender a relajarse. Actividades como el yoga pueden resultar muy útiles. Ser asertivo, es decir, aprender a decir no, tener expectativas realistas y compartir las emociones son actitudes que también refuerzan la capacidad de hacer frente al estrés. Asimismo, recuerda este especialista, existen alternativas naturales, ya sea en forma de comprimidos o infusión, que ayudan en casos de dificultad a la relajación, al descanso y a la conciliación del sueño. La valeriana, ampliamente conocida como tranquilizante, según la European Scientific Cooperative on Phytotherapy, está especialmente indicada para personas con ansiedad y trastornos del sueño de origen nervioso. Por su parte, la pasiflora ayuda en casos de intranquilidad, inquietud e irritabilidad. Tradicionalmente se ha empleado en casos de ansiedad. El espino blanco está indicado para alteraciones del ritmo cardiaco de causa nerviosa. “Son plantas que se pueden complementar e incluso tomar como una combinación ya preparada”, indica Haimovich.

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