Curar lo incurable, una realidad en el cáncer de páncreas

la-laporoscopia-permite-pngLas mejoras en las técnicas de diagnóstico junto a unas mayores posibilidades de operar hacen que las cifras de supervivencia se sitúen en el 4-5%, impensables hace unos años

Cada año se detectan en España alrededor de 220.000 nuevos casos de cáncer, un 25% de ellos pertenece a los llamados tumores digestivos. El esófago, el estómago, el hígado y las vías biliares, el páncreas, el intestino delgado y el colon son los órganos que se incluyen dentro de este grupo. A pesar de que la incidencia de cáncer gástrico en el mundo occidental ha ido descendiendo en los últimos 40 años, el de páncreas ha seguido la tendencia opuesta. No obstante, su frecuencia sigue siendo baja respecto a otros tumores. De cada 100.000 habitantes, lo padecen siete hombres y cuatro mujeres, según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

El principal factor de riesgo demostrado es el tabaco, asociado a casi un cuarto de los casos de cáncer de páncreas. A pesar de no ser de los más frecuentes, presenta una baja supervivencia. Los síntomas tardíos son la principal causa. Aunque los especialistas coinciden en enfocarlo desde la perspectiva optimista: “hemos conseguido curar lo que hace unos años era incurable y gracias, en parte, a mejoras en las técnicas de diagnóstico y a que cada vez conseguimos operar a más pacientes”, afirma Antoni de Lacy, jefe de servicio de cirugía del hospital Clínic y Quirón de Barcelona. La supervivencia en España es similar a la media europea, que se sitúa en torno al 4% para los hombres y al 5% para las mujeres. Cifras que, como recuerda el especialista De Lacy, “eran impensables hace unos años”.

El páncreas es la glándula situada entre el estómago y la columna vertebral que cumple principalmente dos funciones. Una es facilitar la digestión a través de la producción de jugos y la otra es controlar las concentraciones de azúcar en la sangre, a través de la producción de hormonas como la insulina y el glucagón. En la mayoría de los casos, en un 95%, el cáncer de páncreas es de tipo adenocarcinoma, es decir, las células dañadas son las encargadas de la elaboración de los jugos digestivos. Dependiendo de la localización del tumor (cabeza, cuerpo o cola), los síntomas pueden variar. Generalmente son inespecíficos y en la mayoría de casos aparecen en etapas tardías. “Los tumores de cuerpo y cola pancreática no suelen dar síntomas hasta que están en fase muy evolucionada”, matiza De Lacy. Los más frecuentes son dolor abdominal, pérdida de peso, náuseas o ictericia, entre otros.

La edad media a la que suele aparecer este tipo de tumor se sitúa a los 68 años. Actualmente no existen pruebas para realizar el diagnóstico precoz del cáncer de páncreas en la población general. Sólo las personas que padecen enfermedades como la pancreatitis crónica o la diabetes mellitus suelen tener un control periódico. No obstante, como afirma Antoni de Lacy, ahora se diagnostican más casos que antes. “Tras la sospecha causada por el dolor abdominal de un paciente, muchos médicos se avanzan y solicitan pruebas como la Tomografía Axial Computarizada (TAC), permitiendo diagnósticos más precoces y haciendo que sean personas potencialmente curables”.

Además, no sólo las pruebas diagnósticas han mejorado, el tratamiento también lo ha hecho. “La mejor opción, siempre que se pueda, será la intervención quirúrgica”, afirma este especialista. Y añade: “en este sentido la laparoscopia ha supuesto una mejora notable respecto a la cirugía tradicional abierta”. Esta técnica es más meticulosa y permite obtener imágenes más claras y con menor riesgo para el paciente.

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