En España, alrededor de 500.000 personas se hacen pis en la cama

pisConseguir controlar la micción puede convertirse en un problema que puede continuar hasta la adolescencia

Redacción

Cuando llega el buen tiempo, miles de familias deciden enviar a sus hijos a un campamento de verano. Un par de semanas en las que su hijo se relaciona con niños de su edad y que ayudan a que desarrolle todo tipo de capacidades según el objetivo del programa. Pero muchos niños, rechazan estos planes porque sienten vergüenza porque siguen mojando la cama durante las noches y tienen miedo de que sus amigos descubran este secreto.

Conseguir controlar la micción puede convertirse en un problema que puede continuar hasta la adolescencia. Aunque no es una enfermedad, sino más bien un trastorno común, sus consecuencias pueden ir desde la mala calidad del sueño, los desvelos, el estrés y las tensiones, hasta la disminución de la autoestima del niño, que se sentirá triste y agobiado por no poder controlar su micción. En España, alrededor de 500.000 personas padecen este descontrol nocturno. “Generalmente este trastorno provoca malestar en el niño, que se hace más importante cuánto mayor es. Pronto aparecerán situaciones conflictivas cuando tiene que dormir fuera de casa (campamentos, casa de amigos…), porque mojar la cama genera vergüenza y también les avergüenza evitarlo llevando pañal. Los niños suelen pedir a sus padres que lo mantengan en secreto”, sostiene la pediatra, Amalia Arce.

Para su tratamiento, las opciones naturales cada vez van ganando más terreno. Está demostrado que los medicamentos a base de aceite extraído de las flores de lúpulo y de aceites de almendra tienen una efectividad del 88%. “Su uso es sencillo. Sin desvelos. Sin afectación emocional para los padres y el niño. Se presenta en formato gotas o jarabe, y no lleva químicos. Es inocuo, sin efectos secundarios”, cuenta la especialista Amalia Arce. Para su uso se recomienda que cada noche, antes de dormir, se pongan 20 gotas en un recipiente en la mesilla de noche. Todo parece indicar que los vapores estimulan el sistema límbico y, por lo tanto, permiten controlar la vejiga del niño.

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